El dominicano Fabio Fiallo - 'el poeta del amor' - fue un poeta muy popular. Supo explotar felizmente la mentalidad típicamente romántica de sus admiradores, y captar y condensar los sentimientos en unas cuantas palabras.

Los lances amorosos, la delicada atmósfera reproducida en sus poemas, a la manera de Gustavo Adolfo Bécquer, fueron suficientes para cautivar a toda una generación.


Gólgota Rosa

Del cuello de la amada pende un Cristo,
joyel en oro de un buril genial,
y parece este Cristo en su agonía
dichoso de la vida al expirar.

Tienen sus dulces ojos moribundos
Tal expresión de gozo mundanal,
Que a veces pienso si el genial artista
Diole a su Cristo alma de don Juan.

Hay en la frente inclinación equívoca,
Curiosidad astuta en el mirar,
Y la intención del labio, si es de angustia,
Al mismo tiempo es contracción sensual.


¡Oh, pequeño Jesús Crucificado,
déjame a mí morir en tu lugar,
sobre la tentación de ese Calvario
hecho en las dos colinas de un rosal!

Dame tu puesto, o teme que mi mano
Con impulso de arranque pasional,
La faz te vuelva contra el cielo y cambie
La oblicua dirección de tu mirar.


Era Una Tarde

¡Oh, mi amada! ¿te acuerdas? Esa tarde
tenía el cielo una sonrisa azul,
vestía de esmeralda la campiña
y más linda que el sol estabas tú.

Llegamos a las márgenes de un lago.
¡Eran sus aguas transparente azul!
En el lago una barca se mecía,
blanca, ligera y grácil como tú.

Entramos en la barca, abandonándonos,
sin vela y remo, a la corriente azul;
fugaces deslizáronse las horas;
no las vinos pasar ni yo ni tú.

Tendió la noche su cendal de sombras;
no tuvo el cielo una estrellita azul…
Nadie sabrá lo que te dije entonces,
Ni lo que entonces silenciaste tú…

Y al vernos regresar, Sirio en oriente
rasgó una nube con su antorcha azul…
Yo era feliz y saludé una alondra.
Tú… ¡qué pálida y triste estabas tú!


Plenilunio

Por la verde alameda, silenciosos,
íbamos ella y yo
la luna tras los montes ascendía,
en la fronda cantaba el ruiseñor.
Y le dije… No sé lo que le dijo
mi temblorosa voz…
En el éter detúvose la luna,
interrumpió su canto el ruiseñor,
y la amada gentil, turbada y muda,
al cielo interrogó.
¿Sabéis de esas preguntas misteriosas
que una respuesta son?
Guarda, ¡oh, luna, el secreto de mi alma;
cállalo, ruiseñor!


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Complemento biográfico

Fabio Fiallo fue perseguido y estuvo en prisión por defender la nacionalidad dominicana frente a la intervención estadounidense de 1916 a 1924. Conozca los periódicos que fundó y los demás datos sobre su vida.


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Rincón musical

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