Es uno de los puntales de la poesía contemporánea dominicana. Su obra presenta a un poeta intuitivo, con graves preocupaciones sobre la existencia del hombre. Sus inicios revelan un énfasis marcadamente modernista, aunque siempre ajeno al deslumbramiento verbal.

Sus primeros versos fueron divulgados en las revistas Páginas, Renacimiento y Letras. En 1921 junto a Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez, anunció en la revista La Cuna de América, el nacimiento del Postumismo, movimiento poético que patentizó, mediante el uso de elementos genuinamente nacionales, el versolibrismo iniciado por Vigil Díaz en la segunda década del siglo XX.

Moreno Jimenes mantuvo hasta los últimos días de su vida un espíritu de combate que lo hizo estar presente en todos los acontecimientos literarios de significación, entre ellos Los Nuevos y La poesía sorprendida.


Agonía


I

Hija, yo no sé qué decirte si la muerte es buena
o si la vida es amarga;
sólo te aconsejo que despiertes, adulta de
comprensión más que tu Padre!

II

Hija, ya no habrá oriente ni poniente para tu porvenir:
una sábana blanca serán tus días,
una sábana blanca será tu pasado
y tu recuerdo una estrella que frente a frente
me iluminará el porvenir!

III

No sé por qué tu agotamiento
me trae una recóndita dicha anegada de lágrimas,
que me hace auscultar el corazón de la tarde.

IV

Tu infancia y tu silencio me parecen hermanos.

V

Hija, hazme tomar la resolución de los otros:
vuelve mi proa añicos
y mi voluntad una piragua;
que nada sea mío desde hoy, que no quiera
poseer nada mañana;
desnudo de bienes y desnudo de virtudes hazme;
sin egoísmo de lealtades y sin egoísmo de pureza;
hazme entero el milagro de darme todo a los elementos,
como si fuera en sustanciación un ser increado!...

VI

Tu vida fue microscópica, pero grande;
el segundo de tu existir, eterno!

VII

Hija, cuántas nubes,
cuántos pájaros,
cuántos horizontes insospechados me abre
en el amanecer tu ruta!

VIII

Hija mía, para ti la mañana no será clara ni fresca;
verás envuelta el alba en la noche,
y las cosas de mayor transparencia
tomarán ante tus ojos la actitud de un largo crepúsculo.

IX

En este mundo donde sólo se premia la
capacidad de fingir mejor,
era justo que llegaras, y después de breves instantes,
ya estuvieras confundida con la cal y con la
mariposa, con el carbón y con la piedra.

X

¡Cómo me alivianas la sombra, al advertir
desde que te dormiste que en mi
derredor todo es sombra!

XI

¡Oh tú, que me enseñaste desde que naciste
a ver la vida con ojo más sabio
y a la humanidad con ojo más triste!
Triste, triste; ¿y no es acaso la suprema alegría
de los seres mudables el ser tristes?
Triste fue la faz de la tierra cuando se
desperezó el primer hombre!
Triste tiene que quedar la tierra cuando se
desentuma en su regazo el último hombre!

XII

¡Oh, tú, que desde que naciste pude decir:
boleta de la tumba
Oh, tú, que ya crecida pude decir, por tu desvalidez,
la preferida mía.

XIII

Por ti quise cambiar y que la fortuna me sonriera;
por ti no cambié
y la fortuna no me sonreirá nunca!

XIV

Hija, cada vez que examino tu vida
me doy cuenta que tú eres como mi vida:
una sombra entre dos crepúsculos!

XV

Iba a decir entre dos agotadoras auroras
y ya ves, reincindí, sin querer, entre dos crepúsculos!

XVI

¿Por qué tan pura, tan casta y tan leve, te
debas parecer al crepúsculo?

XVII

Olvidaba que toda adjetivación es cruel y ruda:
Dios dio desnudo a los hombres el verbo,
y del lenguaje, sólo debe quedar desnudo el verbo!

XVIII

Toda filigrana de síntesis es una profanación
¿verdad, hija mía?
Ya no te puedo buscar sin parcializaciones,
sin atributo contingente:
¡serás en mi incompleto nombrar, sencillamente,
el vaho de las cosas!

XIX

No te puedo asir con una palabra,
y no debe extrañarte, recónditamente,
porque estás para mí más alta que la región
de las palabras!

XX

Y vuelvo a caer en las comparaciones.
¡Oh, hija, cuán subordinado estoy a la vida!

XXI

Miserable hombre que osa creer que
después de la sombra la vida es vida!

XXII

De imperfecciones se forman nuestras excelencias
y es toda la existencia del hombre un brazo tendido
hacia el turbio por qué de los enigmas!

XXIII

-Tiene el pulso demasiado débil,
pero este letargo no es la muerte-.
Su médico era mi propia almohada de cabecera
y yo quedé perplejo ante su callado
sufrimiento y la miseria de la vida!

XXIV

Si fuera bizco de pensamiento
y tuviera la boca siempre llena de mentidas palabras;
hija, iba a blasfemar por tu dolor... pero, ¡perdona!

XXV

¡Compran caro el suelo donde colocan a los muertos,
y ellos son más dueños de la tierra que los
hombres que comercian con ellos!

XXVI

¡Al través de los milenios, los hombres son
puñados de tierra
que se deforman a su antojo!

XXVII

Hija, ya han venido a avisarme que tus pies están fríos.
Hija, resígnate a que lo blanco no sea blanco
y a que lo negro no sea negro.

XXVIII

Hija, cuán brilla el sol sobre el tamiz de los guayabos,
cómo se agiganta la nada sobre la soledad
de tu aposento,
cómo nace y renace la esperanza por entre
los ámbitos de la vida!

XXIX

Tibien la leche, terciada con agua,
para si mi chiquitina despierta.
Cuídemela hasta que se vuelva esperma como
capullo inmortal el cuidado.
Ella es carne de mi vida, flor de mi
pensamiento, cemento de mi alma.

XXX

(¡Eres, amada mía,
como flor del higüero joven,
como el azogue del crepúsculo,
como la diafanidad de la Naturaleza toda!).

XXXI

No seas padre; sé Hombre,
sencillamente.
¡Gira tu vida a tu derredor
y que tu amor a una abstracta "Humanidad"
no te haga olvidar jamás de que eres Hombre!


Enlace:

Vida y obra de Domingo Moreno Jimenes


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Rincón musical

Giacomo Puccini es uno de los pocos compositores de ópera capaces de usar brillantemente las técnicas operísticas alemana e italiana. Se le considera el sucesor de Giuseppe Verdi. Algunas de sus melodías como "O mio babbino caro" de Gianni Schicchi y "Nessun Dorma" de Turandot forman parte hoy día de la cultura popular.

El Librero presenta a:

Angela Gheorghiu interpretando Un bel di - M Butterfly – de Puccini